Modelismo. Trenmania. Construcción de un tractor CP 1100 Escala H0 por Vicente Uceda, kolejka

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Locotractor CP serie 1100
Esta vez, portugués, y
además, H0. Nuestros
amigos del vecino país y
los aficionados españo-
les al material ferrovia-
rio luso (que nos consta
que son muchos), po-
drán contar en sus filas,
o mejor en sus andenes,
con un sencillo tractor
para maniobras que ha-
rá las delicias de los
más exigentes.
a los mismos bogies. Dichos motores
atacan directamente a las coronas de
los ejes que, de manera muy ingenio-
sa, presentan dos grandes sinfines de
latón que actúan, gracias a sus gene-
rosas dimensiones, a modo de volan-
tes de inercia. La tracción es total, un
todoterreno que al mismo tiempo cap-
ta la corriente hasta el último punto
Autor: Vicente Uceda
E
n efecto, nuestra máquina Bach-
mann cuenta, para mayor gracia
y similitud a su hermano mayor,
con dos bogies traccionados por sen-
dos motores de cinco polos acoplados
Locotract
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TrenManía
 Locotractor CP serie 1100
(FOTO A). Modelo Bachmann GE 44.
exigentes normas de pestaña fina ti-
po RP 25, no haciéndoles falta ni tan
siquiera un solo aro de adherencia,
simplificándonos su mantenimiento.
El macizo chasis de metal fundido le
permite, gracias a sus 155 gramos de
peso y a pesar de su reducido tama-
ño, arrastrar las composiciones más
pesadas, en las condiciones más du-
ras y sin patinar. Lento pero seguro
y fortachón, como su homónimo re-
al (
foto A
).
Tras esta descripción, muchos se lo
pensarán dos veces antes de atreverse
a intervenir “quirúrgicamente” para re-
producir el modelo portugués. Pero no
hay que asustarse, pues el nivel de re-
toque no presenta apenas dificultad,
por lo que como siempre, empezare-
mos desmontando el conjunto comen-
zando por las barandillas y aquellas
otras piezas más delicadas. Las extra-
eremos con cuidado gracias a unas pre-
cisas pinzas de modelismo o unos ali-
cates de punta fina, guardándolas en
un cartucho de carrete fotográfico, por
ejemplo, pues parte de las mismas las
vamos a reutilizar más tarde. Afor-
tunadamente van insertadas por sim-
ple presión, sin pegamento. Desen-
cajamos los demás detalles de los tes-
teros, así como los topes, y retiramos
los cristales de los focos con la ayuda
de la punta de un cutter. El chasis me-
tálico se retira extrayendo primero las
cajas con los enganches y desatorni-
llando después los dos tornillos que lo
sujetan firmemente a la caja. Esta úl-
de la vía sin interrupciones por sus
ocho ruedas. Ni que decir tiene que
los focos principales se iluminan se-
gún el sentido de la marcha gracias a
un juego de microbombillas con sus
correspondientes diodos. De todas for-
mas, sería más idóneo sustituir los cir-
cuitos por diodos emisores de luz pa-
ra conseguir su pleno encendido des-
de niveles de tensión más bajos, ya
que nuestra máquina no va a desarro-
llar grandes velocidades para las ta-
reas que tienen asignadas, o sea, ma-
niobras. Para mayor fidelidad, las rue-
das metálicas están químicamente
oscurecidas mediante técnicas de pa-
vonado, lo que les otorga un color más
cercano a la realidad, y cumplen las
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Locotractor CP serie 1100
servar, el modelo real portu-
gués lleva el techo (vientre de
pez) mucho más bajo que el
original americano, sin las ven-
tanillas pequeñas y alargadas
sobre el capó. Por ello, lo pri-
mero que deberemos hacer es
rebajar esta zona de las venta-
nillas con lima, así como la par-
te de la chimenea y después ta-
par estas ventanillas con plas-
ticard o masilla, para trabajar
después enrasando con lima fi-
na y lija, o mejor aún, con una
solución más ingeniosa, curio-
sa y casera: el “ciano-carbona-
to” (
foto 1b
).
Esta es una técnica que nos
puede venir muy bien en ca-
so de no disponer de masilla.
Se puede realizar una pasta
muy útil, de forma artesanal,
de la siguiente manera: verte-
mos una gota de cianocrilato
en la zona que queramos re-
llenar y seguidamente le es-
polvoreamos polvos de bicar-
bonato sódico. La pasta en-
durece casi instantáneamente
y queda igual de dura pero
menos frágil que el cianocri-
lato solo. Repetimos sucesi-
vas veces hasta conseguir ob-
tener el espesor de relleno
apropiado. La ventaja de es-
te modo de empleo estriba en
que el secado es inmediato y
no se producen menguas de
volumen y quebramientos tí-
picos de la masilla al secarse.
(FOTO 1).
Realización acanala-
duras en las pesta-
ñas de sujeción de
la cabina
(FOTO 1b). Vista de
la robusta mecaniza-
ción del modelo con
sus dos bogies mo-
torizados.
tima se compone de dos piezas,
formando la mayor la base con
los capots y la menor la parte
central que es la cabina de con-
ducción. Dicha cabina se de-
sencastra de la base por medio
de cuatro pestañas y la ayuda de
un pequeño destornillador. Ex-
traeremos los asientos, la con-
sola de conducción y el muñe-
quito maquinista. Como vemos,
la máquina viene provista de ca-
si todo lujo de detalles y como
si muestras nos faltasen, caben
destacar sobre todo los topes,
que gracias a unos pequeños
muelles interiores, se compor-
tan como si los de una máqui-
na a escala 1:1 se tratasen, a-
mortiguando como en la reali-
dad gracias a dicho mecanismo.
Finalmente, con cuidado, reti-
ramos el resto de los cristales
(
foto 1
).
Y empezamos a trabajar con
la cabina, pues si podemos ob-
(FOTO 3). Detalle del rebaje de la
zona central para permitir el nuevo
encaje de la cabina y faldón lateral
recortado.
(FOTO 2). Relleno de
rejillas y ventanillas
superiores de la cabi-
na con la pasta de
“ciano-carbonato”.
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TrenManía
Locotractor CP serie 1100
Además se realiza con dos
componentes más baratos y
más fácilmente adquiribles que
la masilla de modelismo, por
lo que, en ausencia de esta úl-
tima, nos puede servir como un
utilísimo sustituto. Para relle-
nar huecos y reforzar zonas dé-
biles es ideal, no presentando
problemas para limar, lijar o ta-
ladrar. Después retiramos el ex-
cedente de polvos de bicarbo-
nato soplando y con un pince-
lito (
foto 2
).
Seguidamente deberemos eli-
minar las planchas curvadas de
la parte inferior de la cabina,
cortándolas con la cuchilla y
enrasando con lima y lija. De
esta forma dejamos las esqui-
nas de la cabina totalmente rec-
tas (
foto 3
).
La siguiente operación con-
sistirá en permitir que la cabi-
na “baje”, por lo que con el mi-
nitaladro rebajaremos justo a
los lados de las pestañas que
sirven para que encaje en la
pieza grande que contiene los
capots. Así, practicaremos aca-
naladuras de unos 3 o 4 mm.,
dejando su ajuste preciso para
el final y pasando a realizar las
modificaciones pertinentes en
la pieza central que forma los
capots y soporta dicha cabina.
Si decidiéramos unir perma-
nentemente la cabina al resto
de la caja, se da por entendido
que esta tarea sería absoluta-
mente innecesaria, pero perde-
(FOTO 4 y 4b).
Acanaladuras en el
chasis para permitir
la inserción de las
alargadas pestañas
de la cabina.
ríamos la funcionalidad de po-
der extraer la misma para con-
templar el detallado interior
con el maquinista, asientos y
la consola de conducción (
fo-
tos 4 y 4b
).
Tomamos pues, la pieza de
los capots, y como se puede ob-
servar, el faldón central es ex-
cesivamente grande para nues-
tro modelo portugués, por lo
que rebajaremos, cortando con
minitaldro y disco primero, y
ajustando con lima después,
hasta conseguir la forma apro-
piada, apoyándonos en las fo-
tografías que acompañan el ar-
tículo (
foto 5
).
La siguiente tarea es un po-
co complicada. Se trata de re-
alizar un rebaje en la zona cen-
tral del soporte de cabina, que
permita disminuir la altura de
la misma al encajarla y que los
laterales de la misma se aco-
plen a dicha pieza. Podemos
ayudarnos del cutter e ir reba-
jando poco a poco, realizar pe-
queños taladros con brocas de
0,5 mm, o también emplear una
fresa con cabeza dentada cir-
cular, sujetando bien la pieza y
firmemente el minitaladro.
Como consejo general para con-
seguir movimientos precisos y
controlados, es conveniente apo-
yar el modelo en algún taco de
madera, por ejemplo, y traba-
jar con el mismo y los antebra-
zos bien cerca del cuerpo, utili-
zando las muñecas para mover
y cambiar de posición el mode-
lo y la herramienta. Un conse-
jo si utilizamos el cutter, es rea-
lizar primero un corte vertical
en el extremo de la zona reba-
jada y luego ir comiendo desde
el centro hacia dicho corte. Así
no nos pasamos de la zona que
(FOTO 5). Taquitos de plástico
añadidos en las pestañas de sujec-
ción de la cabina.
(FOTO 6). Eliminación
con cuchilla de los ti-
radores de los arma-
rios de acceso a
motores.
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TrenManía
Locotractor CP serie 1100
(FOTO 7). Detalle
de la zona enrasada
para permitir el pe-
gado de los nuevos
armarios.
en la zona que permitirán que
las pestañas queden perfecta-
mente alojadas en su lugar. Di-
chas hendiduras o canales las
podremos realizar con el mini-
taladro y disco abrasivo, te-
niendo cuidado, si no quere-
mos desmontarlos, de tapar
bien los bogies enrollando con
cinta de celofán alrededor, por
ejemplo, para que no se ensu-
cien con el polvillo y esquirlas
del limado. En las pestañas de
la cabina añadiremos, justo de-
trás del final de la punta, unos
pequeños taquitos o tiras de
plasticard, para evitar que ha-
ya una holgura vertical, e im-
pedir que al coger la máquina
por la cabina se desencaje la
misma. Así, conseguimos pro-
longar (o retrasar, según se mi-
re) la función de sujeción de la
pestaña (
foto 6
).
Si el acoplamiento de las tres
piezas es correcto, pasamos a
rellenar con masilla o pasta de
ciano-carbonato aquellas zo-
nas que hemos desbastado o
que podamos haber corrompi-
do como consecuencia de nues-
tro trabajo (
foto 7
).
La siguiente tarea es realizar
los armarios que van a cada la-
do de los capots y bajo las ven-
tanillas frontales cuadradas de
la cabina, y que le confieren su
especial “aire” adicional que
las distingue de las locomoto-
ras americanas. Para ello utili-
zaremos perfil cuadrado de
plasticard de 4,8 mm. de lado,
referencia Evergreen 196, pe-
gando dos trozos consecutivos
de longitud igual a la que hay
desde el suelo de la cabina has-
ta el marco de la ventana. Una
vez pegados, por la parte supe-
rior rellenamos con nuestra par-
ticular pasta de ciano-carbona-
to y, una vez seca, daremos for-
ma con lima fina. Prestar aten-
ción a la suave pendiente de la
zona superior, y biselar las es-
quinas externas ligeramente con
papel de lija fino de grano 500.
Pegaremos dichas piezas a la
(FOTO 8). Nuevo ar-
mario de plasticard
adosado al conjunto
y escalerillas extre-
mas eliminadas.
debe ser rebajada. Ahora es el
momento de ir probando el co-
rrecto ajuste con la cabina, uti-
lizando las limas de precisión
hasta conseguir que la cabina
quede perfectamente acoplada.
En la fotografía se puede ob-
servar dicho rebaje. No nos
preocuparemos si comemos de-
masiado, o si el ajuste no nos
queda totalmente preciso, pues
gracias a la pasta de “ciano-car-
bonato” siempre tendremos
oportunidad de volver a recti-
ficar aquellas zonas que nos ha-
yan quedado con demasiada
holgura horizontal. Una vez
acabado el encastre de la cabi-
na en el resto de la caja, nos
dispondremos con el chasis de
metal. Si observamos, al haber
rebajado la cabina, las pesta-
ñas ahora penetran más hacia
el interior del chasis, topando
con el mismo. Por ello debere-
mos realizar unas hendiduras
(FOTO 9).
Comprobación del
encaje de la cabina,
nuevas rejillas
añadidas.
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